Mis
intervenciones en este caso – aparentemente polisintomático
– me permiten distinguir la depresión y los pasajes al acto
de un neurótico obsesivo, de un posible cuadro melancólico.
Una poderosa adicción al uso de drogas es un embarazo a más.
Esa adicción a ese objeto oral, reduce el campo del saber al
objeto nada, alimentando una anorexia mental, marca de histeria
que singulariza la neurosis obsesiva de este hombre. Ese caso es
didáctico pues enseña como la interpretación propicia la caída
de los objetos inconscientes, promoviendo una articulación
entre el goce real y lo sentido. Es un caso que demuestra que la
drogadicción, nuevo síntoma de la contemporaneidad, non
es una estructura. Este analizando enseña a su analista que el
uso de la droga es un tratamiento por la exaltación erotómana,
típica de la histeria, del sentimiento de culpa ligado a la
hostilidad contra el padre.
La queja principal es la depresión. Mientras, él no
esconde que hace un uso contumaz de drogas como la cocaína, que
se asocia aún al consumo exorbitante de bebidas alcohólicas.
Sus estados de depresión se alternan con intensos conflictos en
el lazo social. La excesiva agresividad se prolonga en pasajes
al acto antisociales y rupturas radicales en sus vínculos
amorosos, familiares y profesionales que terminan en auto
acusaciones violentas. Estas últimas, por su vez, lo reconduce
a la depresión.
Antonio
João acepta conversar con la analista,
pero avisa que será inútil pues ya sabe que es
incurable. Él
es un impostor y me advierte: nada do que él me va a decir es
verdad. Quizá,
todas las cosas que me va a decir sean
apenas justificativas que él inventa para ganar mi
simpatía. ¿ De qué la experiencia de impostura de este
paciente sería un índice? En este caso es una expresión del síntoma
clásico de neurosis obsesiva: la duda. La duda es el índice de
la idealización del amo. Ella
demarca la distancia que el neurótico obsesivo debe
guardar para non se presentar nunca como un amo. Non ser el amo,
lo protege de la angustia de castración. Para esclarecer ese
punto yo le pregunto: - ¿cómo es posible que un sujeto tan
pusilánime – tal como usted se describe – sea capaz de tan
aguda autocrítica? Él queda apasionado por la palabra pusilánime.
En esta sesión, ha manifestado un gusto por las palabras poco
usuales que ha prestado una consistencia inesperada a la
suposición de un saber al analista, balanceando momentáneamente,
su certeza de la inutilidad del lazo analítico. Se sigue que la
queja principal non es el abuso del alcohol y de la cocaína. Al
contrario, él afirma que esas sustancias son el tratamiento que
él da a su depresión. Soy un deprimido. La depresión es para
él un punto de certeza. Yo he contorneado la certeza del
paciente cuanto a su depresión, haciendo de ella una duda, y le
dijo: - non sé si le puedo tratar, le pido un mes para decidir
si usted es mismo un deprimido. Al final de este tiempo yo le
comunico que estoy segura de que non se trata de depresión. Con
esa intervención, la respuesta inmediata es postergada pues yo
introduzco como hipótesis que hay otro
saber sobre su estado. En el lugar del saber sabido, el
saber en la experiencia analítica promete un sentido nuevo, en
vías de advenir.
Hasta
este momento yo aún hesitaba en diagnosticar una melancolía o
una neurosis obsesiva. La respuesta del paciente, que acepta
cambiar su certeza por la duda, me encoraja a pensar que se
trata de una neurosis obsesiva. El sínthoma central no es la
depresión y si el pensamiento compulsivo. Invadido por la
ferocidad del superyo (objeto voz), él se defiende por medio de
un mecanismo clásico: la anulación retroactiva. Él se deshace
de sus pesadas auto acusaciones, drogándose (objeto oral) o
sumergirse en el sueño profundo.(objeto nada). El elemento
distintivo es la naturaleza de sus auto acusaciones. La extracción
enigmática del objeto a, objeto del inconsciente, en la división
subjetiva, nos esclarece sobre la estructura que está en juego.
En
nuestros encuentros la desesperanza impera. El analizando expone
sin disfrazar su división entre un sentido del deber muy agudo
y una actitud cínica y bromista, que alcanza justo los objetos
de su angustia moral: su madre, su hijo, otro hijo de una
relación casual y todas las mujeres con quien se ha
relacionado. Él se
culpa de non estar a la altura de sus deberes para con todos
ellos pero, al mismo tiempo, los desprecia cínicamente. Explica
que le gusta presentarse como un grande y generoso proveedor,
especialmente delante de las mujeres que, de pronto, se
presentan independientes y fuertes, pero él siempre consigue
las llevar a la ruina y a la devastación. Como él propio se
define, él es el médico y el monstruo: Dr. Jekyll y Mr
Hyde.
Una
cuestión esencial a la buena conducción del proceso analítico
es distinguir la posición sexuada masculina de la neurosis
obsesiva. En mi intervención destaco de sus enunciados la
diferencia entre la exigencia del superyo obsesiva y la posición
masculina. Entonces, yo le digo: presentarse como poderoso,
generoso, un macho proveedor non es una farsa. Non se puede
censurar un hombre por exhibirse como tal. Le señalo con esa
interpretación de su angustia, el objeto a ya en caída. Revelo
la diferencia entre la impostura narcisista
- falsedad moral – y la exhibición de insignias fálicas
propias a la condición masculina. La interpretación analítica
indica el real de la diferencia sexual y
desilusiona las pretensiones del narcisismo, que fuera
del sexo, es alienado en la exigencia moral desmedida de las
idealizaciones. Él reacciona
indignado y me dice que yo soy sexista. Tanto un hombre cuanto
una mujer pueden, igualmente, comportarse como un proveedor o
una proveedora! El significante proveedor demarca para ese
sujeto un punto de goce fuera de la castración, da diferencia
sexual. Revela el real fantasmal del goce bisexual en juego en
su sínthoma. El próximo paso demuestra la articulación entre
la carencia paterna y la recusa en saber sobre la castración.
El significante proveedor incluye una versión del objeto a como
idealización, un tapón (objeto anal) que obtura la castración.
Esa es una vicisitud de la pulsión muy común en la neurosis
obsesiva. Desexualizar la función de proveer es una maniobra
para alzarla a la
dignidad de la oblación, don generoso de aquel que nada espera
en retorno. Mi maniobra consiste en
rebajar el
significante proveedor, revelando su lado insoportable ligado al
deseo sexual. Tratase de obtener la caída del objeto anal que
sostiene el fantasma de la oblación.
Compulsivo
en el trabajo, empresario ambicioso y auto confiado, acostumbra
decepcionar los compañeros de profesión faltando a los
encuentros inclusos en la agenda , sin ninguna justificativa o
aviso previo. En esas condiciones sumerge en un sueño
profundo durante un, dos y hasta tres días. Yo le pregunto si
ese comportamiento exorbitante en el trabajo non es semejante a
su desempeño como proveedor delante de las mujeres. Yo quiero
saber si es una identificación al padre. Él responde que su
padre era un mierda, un nada, una persona sin ninguna
importancia. Cuenta, entonces, que él murió durante el sueño.
Él era tan insignificante que sus hermanos le acordaran para
darle la noticia, pero él se ha virado para el canto y volvió
a dormir. El diálogo que se sigue es decisivo:
-
Ah,
entonces es eso, usted duerme para non saber de nada.
-
Yo
tengo pena de mi padre y de mi madre. Él se murió durmiendo,
ella se va morir inconsciente, del mal de Alzheimer.
-
Yo
le digo: ¿entonces, usted teme morir sin saber de nada como sus
padres?
-
Yo
duermo para huir de mis pensamientos, de la culpa por ser tan
guache, tan cobarde ...
Yo
comento: Ah! Entonces usted es aquel que sabe demás...
Él
prosigue y dice: yo me culpo por que yo
sé lo que está errado, pero non tengo el coraje de
tomar los pasos que se debe tomar. Ayer me ha quedado chapado,
me ha quedado esnifado por toda la noche ... Nadie puede me
impedir de me drogar. Es inútil ...
Hago
una intervención en un tono convicto: - ¿No mismo? Yo no
puedo prohibirle pero puedo pedirle que pare de drogarse!
Interrumpo
la sesión para enfatizar la sorpresa causada por mi pedido.
En
otra ocasión le pregunto: ¿y o que usted hacia cuando estaba
drogado?
Él
responde: yo leía un romance.
¿Qué
romance? Yo vuelvo a preguntar.
Él
me responde: Sexus,
plexus y nexus.
Yo
insisto en saber: ¿de qué trata?
Él
ríe y me pregunta: ¿cómo una doctora sabe de todo, usted non
lo sabe? Es la historia de un escritor fracasado.
Observase
que su ironía es otro modo de la presencia de la caída del
objeto a. Escondido bajo la máscara de un drogado, él alimenta
en el silencio de sus escapadas de la vida del cotidiano su
identificación con los escritores y poetas geniales , melancólicos
o simplemente locos.
Yo
le demuestro toda mi sorpresa
y le digo: - entonces es eso, usted es un escritor
fracasado...!
Él
admite: - quizá sea eso: yo soy un escritor fracasado.
Yo
me río de él y le devuelvo: - ya sabemos, entonces, quien son
Dr. Jeckyl y Mr Hyde! El empresario bien sucedido y el escritor
fracasado.
El
diagnóstico de neurosis obsesiva non nos exime de llevar en
cuenta la cantidad pulsional. El síntoma en la neurosis es
también una suplencia de la non relación sexual. Por esa razón,
algún tiempo después, mucho emocionado, él me pide que non le
cure de sus auto acusaciones porque son ellas que lo mantiene
ligado a la realidad. Sin eso, él me dice que sería insano. Yo
me limito a ratificar la función de interdicción y recalque
que sus auto acusaciones desempeñan: usted ha inventado para si
mismo un padre fuerte, más poderoso do que era el suyo cuando
vivo.
En un esfuerzo de limitar los efectos devastadores del superyo,
le digo: - quizá usted se equivoca acerca de la verdadera causa
de su sentimiento de culpa. Él responde: - ya lo sé, usted va
a me decir que yo me culpo de ser un escritor fracasado. Yo le
digo: _ non lo sé ..., ¿ qué te parece? Él me dice que tiene
una deuda impagable con su madre que tomó la función de
proveedora de los hijos, después de la muerte del padre. Surge
el fundamento de creencia fantasmal de que esa función podría
ser desempeñada por cualquier uno. Tratase de un rechazo de la
inexistencia de la relación sexual en el punto donde ella toca
la particularidad del lazo sintomático entre su padre y su
madre. Le pido que me esclarezca si su madre ya trabajaba
antes de su padre morir. Él declara que non. Yo me
apreso, entonces, en rectificar dos engaños. El que se refiere
a la castración materna y el que se relaciona con la deuda
paterna. Yo le digo: - non es esta su deuda. Eso fue lo que ella
hizo por amor a los hijos de él. Es una deuda de ella con él.
Y su deuda con él, cuál es?
Referencias
bibliográficas
Texto
recebido em: 15/11/2007.
Aprovado
em: 21/12/2007.
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