Teresa Férrer
Directora de la Biblioteca de la
Escuela Lacaniana de Psicoanálisis de Valencia
tferrer@telefonica.net
Resumen
¿Qué
padre? Habría que preguntar a cada hombre por su elección,
pues encarnar puede encarnar a ambos. La cuestión es que,
Edipo se instaló en el mundo, como el padre de familia
desplazando a los padres de antaño, de tal forma que es quién
guía nuestra clínica del lado de la perversión y del lado
de la estructura: neurosis, psicosis. En la
estructura del no-todo, no está ausente el padre, como lo
esta el Edipo. ¿Pero qué padre? entre el padre de la
religión, el padre eterno que está en los cielos, y su
hijo Edipo, esta el del hombre, no preocupado por la filiación
del lado masculino, no sé, si de risa decir, el anticristo,
pues es el antiedipo. Un hombre, contento con el lugar que
tiene en la sexualidad feminina.
1.
¿Qué padre?
¿Qué
padre? ¿El padre que pronto veremos en cine, el padre que
elige su esterilidad, el que, herido de muerte, crea credos,
que aterroriza a niños con la cara de Freddy, el que
alimenta esperanzas de verlo en los cielos, el que asume el
silencio tras provocar el trueno, el que amenaza muerte en
son de paz, el que adora el silencio de los abismos, el que
no responde, el que arto de ser fiero se muestra tranquilo,
el que reina en el corazón de cada hombre y mujer del
mundo, el necesario, el que viaja porque no habita en ningún
lado?... ¿este padre?.
O
el otro, pequeñín, más que padre hermano, que no sabe lo
que quiere, que se une a compañeros para ir de caza, quien
sin saber luchar va a la guerra, y aún peor se lleva a su
hijo, el que hoy... tiempos sin contienda, va al campo, al
banco, al hospital, al estadio, al video club, y en sus
ratos libres hace bricolaje,
en su casa habitual, chalet, apartamento o casa de campo.
¿Qué
padre? Habría que preguntar a cada hombre por su elección,
pues encarnar puede encarnar a ambos. El primero tiene tanto
miedo a la filiación que en su mayor exquisitez se hace célibe,
o se angustia cuando le dicen: el predictor es positivo.
El
segundo proclama, brama, pregona: quiero un hijo, por
supuesto varón, y cada vez más acaba en clínicas de
filiación artificial con una de las etiquetas de la
modernor de los síntomas de la medicina, puesta en el pene:
esperma perezoso. Ale!
Un
papá tiene inútil el pene, y el otro el esperma perezoso.
Dios! Y las mujeres...puestas a poder elegir, para variar
hacen desatinos, pues escogen al metro sexual que quiere
encima ser pasivo en la cama. Y con él, forman la pareja,
que para colmo llaman heterosexual, cuando es edípica, ni
siquiera de Edipo en Colonna, sino con madre.
Menuda
pesadilla, los seminarios vacíos y totus futbolistas, pues
homosexualidad latente hay en ambos sitios, pero el
seminarista...que levante la mano la primera mujer que no
piensa tiene más morbo. Lo digo, aquí entre nosotros, pero
seguro que si vamos a un instituto de desenseñanza media,
gana Beckam! Las niñas no se si quieren ser princesas, pero
a los niños les da por perseguir, una pelota en un campo de
césped a modo de sacerdotes de la época global.
La
cuestión es que por razones obvias, Edipo se instaló en el
mundo, como el padre de familia desplazando mucho, y lo digo
en numérico, a los padres de antaño, de tal forma que es
quién guía nuestra clínica del lado de la perversión y
del lado de la estructura: neurosis, psicosis. El destino de
pulsión de la sublimación, por citar todos los términos
princes de la época antigua, se dejaba al arte... y quizás
tan solo a la pintura, pues en el arte, pronto abra que
ubicar también la política.
De
este cambio de padre, incluso más allá, creo que tenemos
una magnifica reflexión, en las clases de mayo y junio del
Curso de J. A. Miller, OL III, 4, en las que con la ocasión
de la creación de la Escuela Lacaniana del Campo Freudiano
en Italia, en Milán, sobre el tema de Los psicoanalistas en
la Ciudad, nos hace participes de lo que llama sus
intuiciones milanesas, referidas a las relaciones del
inconsciente y la política, y que son un recorrido también
por el legado clínico, y de civilización que nos dejo
Lacan ante el declinar del padre y su desaparición, tal y
como lo conocemos, como Edipo rey, una père-versión que languidece.
2.
El psicoanálisis en la época global.
Sus
intuiciones milanesas, son diez y que giran en torno a dos
frases de Lacan, dos épocas de la humanidad, tres fases en
la enseñanza y tres tiempos en la cura, en Lacan.
Dos
frases de Lacan, dichas en momentos distintos de su enseñanza,
enmarcan el cambio de paradigma mundial, del todo al
no-todo. Una, dirá Miller, la pronuncia Lacan en su
Seminario la lógica del fantasma “no
digo que la política es el inconsciente, sino simplemente
que el inconsciente es la política”,
capta y efectúa el cenit de la ley de los hermanos, en el
siglo XX, tras el triunfo de Kant con Sade, siglo que asiste
a las más feroces guerras declaradas por el padre demócrata
al padre totalitario. Siempre gano el demócrata, con the
end de rendición del totalitario en 1989, sellado con
la caída del muro de Berlín, justamente por eso mismo, por
destruir y desterrar al totalitario, tuvo el padre demócrata
sus días contados, los precisos para consumar la ley de los
hermanos, y su sentencia que tan delicadamente comenta Freud
en tótem y tabú, fin del “todos para uno y uno para
todos”, pues sin excepción no hay todos.
“No hay relación sexual”,
junto con “solo hay
goce”
es la segunda frase que signa el borramiento de la regla, y
se sale de lo que retenía al psicoanálisis en la época
preglobal (autoritaria), se abre el tiempo de la invención
sexual, de la creatividad fuera de la norma.
Nombrare
las diez reflexiones seguidas sin desarrollar: la política,
es el inconsciente, el inconsciente es la política, el
inconsciente es político, la Ciudad no existe, Freud y la
Reina Victoria, Lacan y la reina goce, la cura analítica en
la época de la globalización, el rebajamiento del psicoanálisis,
las burbujas de certidumbre, el psicoanálisis en la época
de la global.
Dos
épocas, que enmarcan el cambio de paradigma: La
disciplinar, y la del impero, limitadas por la caída del totalitarismo y la trasgresión
que no gusto a todo el mundo.
3.
Tres fases en la enseñanza y tres tiempos en la cura analítica
en Lacan:
En
la enseñanza:
Primera
Fase:
Formalización del psicoanálisis en la época
disciplinaria, el concepto del inconsciente a partir del
algoritmo del síntoma; formalización unificante del Edipo,
de la castración y de la represión con el concepto del
Nombre del Padre y metáfora; formalización de la libido en
el deseo y la metonimia. Es el Lacan clásico, Freud
formalizado.
Segunda
Fase:
Transición. Lacan lleva a cabo una subversión del Nombre
del Padre que pluraliza y desplaza cuando atribuye la
represión, no a la prohibición sino al lenguaje. Subversión
del concepto de deseo ligado a lo prohibido, reemplazado por
el goce, poniendo el acento, no sobre la falta, sino sobre
lo que colma la falta, que es la función de su objeto a.
Tercera
Fase:
Lo que llamamos su última enseñanza, en la que el término
esencial es el del goce en tanto no tiene contrario. El
significante se vuelve operador de goce, la oposición
placer/goce declina, el placer llega a ser un cierto régimen
del goce. La pulsión ocupa el primer plano, pues no esta
intrínsecamente articulada a la defensa, "el
sujeto es feliz”,
siempre a nivel de la pulsión, siempre se satisface,
directamente, indirectamente, de manera económica,
dolorosa, placentera, etc, axiomáticamente.
Estas
fases las introduce Lacan en la época disciplinaria
organizada a partir de lo prohibido y de la trasgresión,
hasta su declinación y su ocaso, tiempo en el que fuera,
lo externo va dejando de existir. Época en la que se evoca el
pensamiento único, cuando no hay más pensamiento único.
La globalización es lo contrario de la homogenización,
en ella todo esta desordenado, la ciudad es una
nostalgia, no existe, nada tiene un lugar, como corresponde
a una época dónde ya no es la falta, lo que dirige el
mundo, sino lo que ocupa el lugar de la falta. En este mundo
dirá Lacan solo es cuestión de posicionamiento, de
recorrido.
En
la cura:
Primer
tiempo:
concebida como tratamiento diferenciándolo del tratamiento
médico, la cura está prescrita a un ideal de madurez y una
norma de la personalidad, y el mismo Lacan habló de
conclusión de la personalidad o de realización efectiva
del Edipo y de la castración.
Segundo
tiempo:
transición entre los paradigmas: la desmedicalización
conseguida en la cura, hizo concebirla como experiencia y no
más como un tratamiento. La palabra experiencia tiene toda
su importancia, como el lugar dónde pasan las cosas. La
cura proporciona un sujeto nuevo, y esto se cristaliza con
una noción del pase pensado bajo el modo transgresivo del
atravesamiento del fantasma.
Tercer
tiempo:
propio del régimen de la globalización, Lacan no niega el
pase, lo restituye como un relato, narración acertada que
satisface a un auditorio, como procedimiento, como espectáculo.
Siendo inaudibles los temas de la maduración, la conclusión
y la terminación entramos en la inclusión del goce en los
derechos del hombre, lo que va aparejado a la promoción del
síntoma, con el nuevo nombre que le dio Lacan, sinthome,
para indicar que es un síntoma que no tiene contrario. El síntoma
clásico tenía su contrario, la curación.
¿Qué
es lo que pone en marcha en el mundo, qué es lo que hace
que en el mundo se instale la globalización?. Miller dirá,
que la máquina del no-todo, propia de la sexualidad
femenina, con su “no
hay relación
sexual”.
La máquina del no-todo que es lo que opera hoy en lo
social, esta máquina recoge la frase de la máquina
anterior, (que fue la del todo), la frase “el inconsciente
es el discurso del Otro”, y meciéndola en el no-todo
obtiene “el inconsciente es la política”, porque esta
en el lugar de la ausencia de relación sexual. El
inconsciente es político. Es lo que vincula a los hombres
entre sí, lo que los opone, el inconsciente es del orden
del vínculo social, a través de él nos relacionamos, pues
cuando no hay relación sexual, se construye una sociedad
política, ausente cuando estamos ante sociedades provistas
de estructuras elementales de parentesco, apolíticas.
Y
¿a qué responde el no-todo que teoriza Lacan, en su
escrito “L’etourdit?”, (Continúa J.-A. Miller en la
clase del 22 de mayo del 2002). Es una respuesta al
anti-Edipo que Deleuze y Gauttari habían intentado captar.
Desaparece el Edipo. La época de la globalización deja de
vivir bajo el reino del padre, del padre Edípico.
Edipo,
per-versión de un padre déspota deja el lugar a la
estructura del no-todo, sin límites, sin prohibiciones, sin
"hacer barrera" y que requiere una nueva clínica,
que introduce Lacan con el nudo, que posibilita arreglos y
enganches para que se relacionen entre sí los tres
registros, y desaloja la discontinuidad de las estructuras
clásicas; neurosis, perversión, psicosis. El no-todo esta
ya, en el lugar de la organización social, no-todo asociado
a la sexualidad femenina que genera la nostalgia del
significante-amo, más exacerbada en la medida en que
aparece desligado del resto, pues en el no-todo social el
significante no llega en bloques organizados, lo que en el
sujeto provoca un repliegue a zonas limitadas de certeza,
efecto otaku del
que J. A. Miller plantea que algo del psicoanálisis se
conceptúa como una respuesta otaku.
Es
el fin de la época del nombre del padre y su clínica para
dar paso, a la clínica del nudo, propia de la sexualidad
femenina, es la época en las que los analistas se
desconectan de la práctica analítica, y se descubren a
partir del pase, y hay que pensar en este contexto la
formación del analista, fuera de toda problemática del
ideal y de la forma.
4.
De Gorgonas y Medeas a Sirenas:
En
la continuación del Curso toman la palabra Eric Laurent y
Miller, para reflexionar sobre la vergüenza, el perdón, la
culpabilidad, el pudor...
el alce de valores moralistas en la época actual.
Retomare algunas cuestiones basándome en las clases pero
bajo el tema que nos convoca, sobre el padre.
Hay
un aumento del discurso moralista desde la caída del muro
de Berlín, nos dirán J. A. Miller y E. Laurent,
reflexionando sobre los nuevos valores. Aparece el discurso
del perdón, frente al de la culpabilidad, se pide perdón
por todo, (excusarme, sí lo estoy haciendo mal...
Las mujeres, que en esta historia del mundo han sido,
bueno son aún vilipendiadas, suspendidas, maltratadas,
vejadas, por no emplear calificativos más fuertes,
presentadas solitarias, de Medusas a Medea, dando pánico cómo
hechiceras y brujas etc. ¿Van a cargar encima aún ahora
con la estupidez de que la sexualidad femenina tenga que ver
con la subida de los valores moralistas, compasivos, la
proximidad, la escucha, la piedad, el perdón etc.?. ¿Van,
esos valores, a asociarse en el mundo del no-todo a la
sexualidad femenina?, pienso que no. Creo hay una declinación
del padre más.
Pues
en efecto la función del padre, está ligada a la
estructura que Lacan encontró también en la sexualidad
masculina, que comporta un todo, dotado de un elemento
suplementario y antinómico que hace de límite, y que
permite al todo, precisamente, constituirse en cuanto tal.
Esta estructura es la matriz misma de la relación jerárquica..
Pero que sea la matriz de la organización jerárquica, ¿implica
que sea la del padre como tal?. La estructura del no-todo,
no se opone al padre, ni esta pensada sobre él, sino sobre
el falo, que es lo que primero bombardea Lacan pasándolo a
órgano, a la función de puro órgano.
No
creo que en la estructura del no-todo, este ausente el
padre, si pienso lo esta Edipo. ¿Pero qué padre?, entre el
padre de la religión, el padre eterno que esta en los
cielos, y su hijo Edipo, esta el del hombre, no preocupado
por la filiación del lado masculino, no sé, si de risa
decir, el anticristo, pues es el antiedipo. Un hombre,
contento con el lugar que tiene en el goce, en la sexualidad
femenina, y cuya más bella descripción tenemos en la
delicada figura de merlín presente en la novela de Marion
Zimmer Bradley “Las nieblas de Avalón”. Merlín,
Gandalf, el oráculo de matrix, yoda el jedi...
son seres míticos, hombres con otros atributos de
padre que los que Edipo le da a Dios, al que mata, para
imponer su tiranía. Prescindir del padre a condición de
servirse de él, puede ser algo simple, si se deja a Edipo
consumiéndose en su ilógica quimera, en el infierno, de
ser y/o tener el falo, pues no prescindir del falo es Edipo
rey. Prescindir del padre a condición de servirse de él,
hacer un uso distinto al edípico, es condición creo
posible para un encuentro entre el hombre y la mujer está
vez, bajo la égida de la sexualidad femenina, nada épica,
ni sublime, ni moralista, y sin garantía de que en ella se
halle otra per-versión o simplemente la pulsión encuentre
otro destino, que Freud dejo incompleto.
Revisión:
Mirta Zbrun
Bibliografía
BRADLEY,
Marion Zimmer Las
nieblas de Avalón Madrid: Salamandra, 1983.
DELEUZE,
Gilles & GUATTARI, Félix
El
antiedipo (1972).
LACAN,
Jacques El despertar de la primavera. In: Intervenciones
y textos: 2 Buenos
Aires: Manantial, 1993.
__________
La lógica del fantasma:
Seminario, 1966/67, livro XIV.
__________
L’etourdit. In: Otros escritos.
MILLER,
Jacques-Alain De la
naturaleza de los semblantes: Orientación lacaniana.
Paris: ECF, 1991/92.
__________
El desencanto
del psicoanálisis: Orientación lacaniana, clases de la
17 a la 21
Paris: ECF, 2001/02.
__________
El inconsciente es la política. Cuadernos
de psicoanálisis: Revista del Instituto del Campo
Freudiano en España Madrid:
Eolia, n.29, set. 2003.
__________
L’angoisse de
Jacques Lacan: Orientación
lacaniana, clases de la 15 a la 20.
Paris: ECF, 2003/04.
__________
Piecès détachées:
Orientación lacaniana, clases de la 1 a la 9.
Paris: ECF. 2004/05.
GRAVES,
Robert La diosa blanca La
Coruña: Alianza, 1974.